Dulce y látigo!
La humanidad campanea entre el bien y el mal por naturaleza, tal lo enseña el milenario yin yang desde la legendaria China. El bien y el mal han sido parte de la historia, lo son de la realidad y lo son del futuro, por lo que de manera racional, no solo debemos aplaudir, aceptar y decantarnos por el cálido bien, la luz o el sol como parte inherente nuestra sino también debemos hacerlo con la oscuridad y el frío, e incluso de ser necesarias, apelar a ellas, una vez equilibran al humano. Y con este, a la humanidad. Ni uno ni otro en extremo, contrario al populismo lo hace, apostando con ese burdo pregón llamado buenismo. Buenismo mismo que no pasa de ser hipócrita, pero además, malvado, a sabiendas de su enorme poder para seducir al humano en general, mintiéndonos mejor y más bonito, tal aquel: abrazos y no balazos, que ha finalizado con ceder, cuando menos, gran parte del territorio a su delincuencia. Sin mentiras y sin pasiones entonces, podremos estar de acuerdo con que dulce y l...