Hecha la ley, hecha la trampa
Hecha la ley, hecha la trampa.
Reza aquel viejo adagio acerca de la astucia del hombre
para evadir disciplina, justicia, responsabilidades y hasta la ley misma.
Por supuesto, en sociedades avanzadas donde la confianza
y el respeto son amalgama social puede dudarse de la veracidad de tal adagio,
sin embargo, solo eso: dudarse, sin caer en la negación por completo del mismo.
Y es que el hombre, por naturaleza o por la sociedad que
lo corrompe, se “admite” no es bueno. De hecho, el hombre es por excelencia
astuto
Si el hombre fuera
bueno, por la razón que fuese, nunca habría habido necesidad de los tales.
Sin embargo, la
apuesta de algunos cuantos en este Nuevo Milenio es contraria a dicho hombre no
bueno, y con optimismo lanzan con ímpetu y gran difusión el pregón de DDHH que
surgió al final de la 2da gran guerra desde la ONU misma, para autoconstruirnos
responsablemente como hombres buenos. ¿Está funcionando?
Estará funcionando
tanto como el famoso pregón gubernamental de Abrazos y no balazos contra el
crimen organizado y la delincuencia o este es solo el encubrimiento de alguna
alianza entre ambos, como se rumora. O como se percibe, la estrategia más ridícula
de combate a dicho flagelo.
¿Qué sucede
actualmente en Dinamarca o en Europa toda en relación a DDHH? ¿Qué sucede con la
sociedad danesa basada en la confianza en relación con el arribo a ella de
miles de inmigrantes con diferente cultura? ¿Y en Inglaterra?
¿Quiénes y cuándo auditarán
los logros de dicho pregón de DDHH y cuál será el balance final?
En especial, en
cuanto a desarrollo de los países, tema fundamental de los mismos DDHH, máxime
cuando sabemos que tal desarrollo exige la coordinación sincronizada de todas
las esferas, instituciones, funcionarios y demás participantes del Estado. Y
que tales coordinación y sincronización exigen a su vez de autoridad,
disciplina y orden, tanto como de respeto y confianza entre tales participantes
para su óptimo desempeño.
Sin embargo, ¿qué
sucede cuando tales autoridad, disciplina y orden, a conveniencia de intereses
individuales de los participantes en general, se intentan evadir o evaden en
nombre o bajo el disfraz de tales DDHH, con el consecuente freno a dicho
desarrollo?
La legislación en
consecuencia debe tener carácter y certeza robusta y clara, y aunque respetando
tales DDHH individuales, no correr el riesgo de someter los derechos de la
mayoría, del pueblo mismo, al egoísmo, el abuso, la sed de poder y la astucia
de un solo hombre o una sola mujer. Menos aún en casa.
De hecho, como
resultado mismo de tales “cualidades” del hombre en sus distintas instituciones:
la política, la academia, la paz y toda otra, el plagio tanto como los textos
escritos por la IA a solicitud atiborran hoy día estos espacios, sin mencionar
el puente de lianas en el que los mismos DDHH han puesto a vivir a millones de
humanos, dejándolos a expensas de la abusiva astucia de otros.
Hecha la ley,
hecha la trampa, aunque casualmente recuerdo otro viejo adagio muy en práctica
hoy día: echando a perder se aprende.
J. Luis Elgueta J.
Referencias
Genial, C. (s.f.). https://www.culturagenial.com/es/el-hombre-es-un-lobo-para-el-hombre/.
Humanistas. (s.f.). http://www.humanistas.eu/2023/04/ciceron-el-hombre-ese-animal-astuto.html.
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