Apuntes sobre humanos, sociedad y derechos!

 


 La biología indica que todos nacemos humanos; sin embargo, no todos morimos humanos, según revela la realidad.

J. Luis Elgueta J.

¿Se nace humano o nos hacemos humanos?

En biología no debería utilizarse el término: humano, sino simplemente homo sapiens: hombre sabio, tal Carlos Linneo nos clasificó en su Systema Naturae (Bioenciclopedia, n.d.) , una vez el concepto de: humano, debería a su vez ser el resultado de la permeabilización, formación y transformación: refinamiento, domesticación o educación, de dicho homo sapiens por la sociedad. Aunque sin descartar en ningún momento también la posibilidad alterna de ser formado como ser nohumano o inhumano, es decir, aquel homo sapiens que lejos por completo de asimilar los valores, atributos y cualidades que le permitan vivir, autoconstruirse y desarrollarse en y con la sociedad, se destruye y la destruye.

No nacemos entonces humanos, pero tampoco nos formamos así mismo desde el inicio como tales sino, la sociedad, con su cultura, su mística, sus valores y demás, es la que nos va dando forma, proporcionándonos a la vez las bases necesarias para posteriormente nosotros decidir individualmente si continuamos y completamos nuestra formación como seres humanos para llegar a umbrales superiores y ser capaces de integrarnos en diversas sociedades, contribuyendo a su crecimiento y desarrollo, alcanzando con ello estadios de respeto, confianza y armonía con nuestros semejantes, de manera que redunden en una cada vez mejor calidad de vida o, por el contrario, como se ha advertido, despreciamos tal oportunidad de formación y crecimiento, y nos acomodamos permaneciendo en peldaños inferiores, ya no como humanos sino como nohumanos o inhumanos, desequilibrando así el ideal de armonía a que sociedad y humanidad aspiran.

Aunque con alguna esperanza quizá valdría, lejos de la clasificación de inhumano, la de cuasihumano (Chile, n.d.), máxime que la formación inicial como auténtico ser humano como ente social, reitero, no radica estrictamente en el homo per se sino en la sociedad en la que nace y crece. Se entiende entonces en este al cuasihumano como aquel homo que conserva la posibilidad de enmendar su conducta a través de la adquisición e incorporación a la misma de los valores, atributos y cualidades labrados por las sociedades, la humanidad y sus grandes sabios a lo largo de los siglos, para finalmente  ser capaz de reinsertarse en y con la sociedad, y dejar atrás tal estado de infrahumano para ser considerado humano en pleno. Aunque debe advertirse, nunca para siempre o para la eternidad, pues tal estadio de: humano, sigue siendo un umbral al cual puede llegarse, pero del cual también puede descenderse en cualquier instante, según nuestros motivos y hábitos, aunque en esencia, a causa de nuestro instinto animal dominante como homo, aunque sapiens.

En concordancia con lo expuesto, se deduce entonces que los derechos humanos no deberían ser universales una vez la calidad de humano no es universal, tal como sí lo es la calidad de homo sapiens: hombre sabio. A la vez, se asume la sociedad como la institución responsable y capaz de formar seres humanos, tanto como deformar, lo cual exige una revisión poco más incisiva, máxime en aquellas sociedades que más allá de estar sometidas por la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico, estos las persuaden o, peor aún, las seducen, tal sucede en general, en Guatemala.

Pero más allá, en un vistazo general amplio, la mayoría de los pueblos del planeta, sus sociedades, sabemos a través de redes sociales, nos encontramos en este milenio seguramente más divididos y polarizados, confrontados entre sí, mucho más que ayer y que una y dos décadas atrás; pero además, salvo en las herméticas Rusia y China, tampoco se perciben liderazgos auténticos y coherentes, salvo aislados casos tal Bukele y Milei; menos aún en el ámbito mundial global, donde no se percibe líder alguno que unifique y lidere tales derechos humanos universales y globalización que otros, un puñado de desconocidos, sin liderazgo alguno pero cual si de dioses se tratara, se afanan en implantar en el planeta, desconociendo o subestimando las diferencias naturales y sociales entre lo que es homo sapiens y lo que es humano, y menos aún la realidad psicológica del último: el ser humano con sus sueños, sus anhelos, sus motivos, tanto como sus culturas: costumbres y tradiciones diversas, amplias, profundas y arraigadas en extremo en no pocos casos, tal sucede con las religiones. Como tampoco tomando en cuenta las abismales diferencias entre las sociedades, por ejemplo, entre la nórdica danesa, definida por milenios de historia lineal  y en la que la confianza mutua es amalgama social, y la guatemalteca, cuya cultura resquebrajada históricamente, como en varios territorios de América, lejos de propiciar alguna identidad nacional, se degrada constantemente en una cada vez más amplia y diversa policultura imposible de aglutinar y liderar hacia objetivos sociales comunes de desarrollo para el país. Además, la ubicación estratégica del país para el trasiego de cocaína ha devenido en el auge de la delincuencia, el crimen organizado, la corrupción y demás flagelos que dificultan el desarrollo de homo sapiens a humano y, por ende, del país como tal.

Sin embargo, en esencia, el caos que en general impera en los cinco continentes se debe principalmente a la lucha e intento perenne de imponer ideologías políticas propias del humano, tanto desde la izquierda como desde la derecha, propagando una la idea de un homo sapiens protegido a costa de humanos, tal pretenden los DDHH, y otra, la del humano como regidor del mundo, incluyendo a los homos. Sabemos, ni una ni otra terminan de convencer con firmeza a los pueblos.

Por supuesto, estos temas inciden profundamente en las democracias del mundo, bajo el modelo actual de las mismas, que aunque en no pocos casos vitoreando a la democracia griega, se niegan a reconocer en aquella sociedad espartana su clase esclava, y menos aún, la gran importancia que dicha tenía para su desarrollo económico y social. Clase esclava que el mismo Aristóteles describió como algo natural e incluso necesario. (Academia-Lab, n.d.).

Tales aristas exigen retornar al origen, al homo sapiens, resultando obligatorio revisar que el humano como animal homínido es astuto por naturaleza (Estudyando, n.d.), con todo lo que ello implica (Española, https://dle.rae.es/astuto, n.d.), para hacer lo que en determinado momento y situación le sea necesario, tal evadir el orden y la autoridad, la disciplina y similares, por lo que estas mismas deberían continuar siendo impuestas como a lo largo de la historia se ha hecho, iniciando con aquellos ya lejanos, aunque seguramente no primeros y tampoco últimos: diez mandamientos.

Mandamientos que mandan, valgan la redundancia, un comportamiento con base en el amor, el respeto y la justicia como amalgama social; sin embargo, a la vez, tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, leemos varios versículos acerca de maldiciones generacionales (Hogar, n.d.), los cuales sin duda propiciaban más allá de ese amor, respeto y justicia hacia Dios, temor absoluto, con lo que el fiel cumplimiento de tales mandamientos estaba asegurado, y con este, alguna armonía social. Misma que perduró durante siglos, hasta cuando los horrores de las dos grandes guerras del siglo pasado, las cuales dieron origen al actual pregón de Derechos Humanos.

Sin embargo, nada ha cambiado en la naturaleza del homo sapiens a lo largo. De hecho, la herramienta esencial básica para tener poder sobre los otros sigue siendo el abuso, el cual solo requiere de una fuerza bruta natural mayor para ostentarse, usarse y someter a otros. Por el contrario, el respeto: la amalgama social básica por excelencia, es un constructo de la ética y la moral, de la sociedad. Con lo que abusivos quizá incluso nacemos, principalmente ante los débiles; siendo la educación, la formación en valores, la ética y la moral, las que nos enseñan el respeto. Todo esto, incluida la educación, lejos de naturales, creados por el humano a lo largo de los siglos para hacer realidad el ideal de vivir en armonía. Algún siglo.

Como resultado, el abusivo utiliza entonces dicha cualidad “cuasi natural” para someter a quien aprendió a ser respetuoso, máxime cuando este último adquiere algún sinónimo de débil, o lo es.

De tal suerte, el flagelo del abuso como conducta agresiva existe y no debe ser obviado de ninguna manera, menos aún si como humanidad tenemos el anhelo de mejores condiciones de vida para todos, con Derechos Humanos dignos y respetables, mismos que para lograr serlo deben a su vez también ser respetuosos y, por supuesto, en absoluto abusivos.

Sin duda, la era de las tecnologías y la confusión que crea el diluvio de comunicación, tanto como la ignorancia, los sueños inalcanzables, las necesidades básicas insatisfechas y otras, coinciden y confabulan en determinado momento con esa sutil astucia del homo sapiens para satisfacerse a toda costa, sin importar cómo y con qué, llegando incluso al asesinato.

Así, se infiere entonces que toda ingeniería social, reingeniería o arquitectura de la sociedad debe tener certeza de que solo imponiendo con la ley en la mano: autoridad, orden y respeto, se podrá evitar que el pregón de DDHH e incluso de democracia misma continúen siendo utilizados por la delincuencia y el crimen organizado, los homos sapiens, como refugio o como disfraz para cometer sus fechorías, restringir la libertad moral de otros e incluso someterlos. Máxime cuando dicho homo también tiene la certeza de lograr con éxito su cometido criminal delincuencial y sin ser perseguido legalmente por institución alguna, tal sucede con los desistimientos a la denuncia ciudadana.

 

 

José Luis Elgueta Jegerlehner

 

 

Referencias

Academia-Lab. (s.f.). https://academia-lab.com/enciclopedia/esclavitud-en-la-antigua-grecia/.

Bioenciclopedia. (s.f.). https://www.bioenciclopedia.com/taxonomia-del-ser-humano-347.html.

Chile, E. d. (s.f.). https://etimologias.dechile.net/?cuasihumano.

Española, R. A. (s.f.). https://dle.rae.es/astuto.

Estudyando. (s.f.). https://estudyando.com/evolucion-humana-etapas-y-cronologia/.

Hogar, B. (s.f.). https://bibliahogar.com/versiculos-de-la-biblia-sobre-maldiciones-generacionales/.

 


 

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