El síndrome Nahualate

Cómo sabemos, el paso de vehículos sobre el puente Nahualate fue cerrado dos noches antes como consecuencia de potenciales fallos estructurales que se avisaron o advirtieron en julio recién pasado al MICIVI podrían suceder de no continuarse con el programa de mantenimiento al que dicho puente estaba sometido. ¿Desde cuándo estaba en mantenimiento?

No se ha dicho si la misiva que anunciaba tal necesidad llegó justo a las manos de quien correspondía en el tiempo preciso, cosa que pudo suceder, o no, una vez entre política, corrupción y burócratas las líneas son muy sutiles cuando no totalmente inexistentes. Principalmente en mandos medios.

Sin embargo, ese puente, quienes transitamos por él, sabemos llevaba años de estar en "mantenimiento". No menos de siete, quizá ocho o más. El punto es el gran negocio que implica dar mantenimiento correctivo a algo que no sirve, en vez de repararlo y luego darle algún mantenimiento preventivo, que sabemos, es más barato. ¿Habrá habido algún acuerdo previo mutuo?

Con acuerdo o sin acuerdo, es de ciegos no ver lo que sucede con los mantenimientos en general.

De igual manera, tampoco vemos el jogo bonito que se hace con nuestra democracia. Sin embargo, de igual manera: ¿Cuál democracia? Guatemala no ha tenido democracia en los últimos 50 años cuando menos, una vez ningún candidato presidencial ha ganado en primera vuelta con el 50% más uno de los votos necesarios. Entonces, democracia no vivimos. Nunca ha sido la mayoría la que decide. Creo recordar, uno solo ha logrado superar el 30% en primera vuelta.

Sin embargo, defendemos la democracia como una panacea, sin advertir los oscuros intereses que prevalecen en distintos grupos antagónicos para esa defensa oficiosa de la inexistente democracia. Es patético en realidad.

Pero bueno, hay quienes defienden esa supuesta democracia nuestra como un logro social ante los gobiernos de militares que se vinieron gestando luego del derrocamiento de Arbenz, lo cual resulta un tanto irrisorio precisamente ahora, una vez vivimos el resultado de las peores gestión de gobierno de la historia, paradójicamente, en manos de civiles, profesionales universitarios. 

Retomando, se defiende esa supuesta democracia tanto por convicción ideológica como por la ilusión de algún cambio de... no sé de qué podría tratarse una vez no es la mayoría la que ha dado el poder para hacer alguno. Pero además, existen también flujos de dinero desde el exterior para apalancar tal inexistente democracia. Siendo esta otra importante razón para defenderla y apoyarla, incluso romantizarla o peor aún, insistir en imaginarla.

Pero lo triste y patético de la historia, y que la mayoría no ve, es que esta oda romántica a la democracia también es enarbolada y con mayor entusiasmo y enjundia, por supuesto, por quienes ni les va ni les viene ideológicamente, pero que el status quo que tal aparente democracia impone, les permite continuar gozando de los otros flujos de dinero que se generan desde la corrupción.

Entonces, todos defienden la democracia aunque no sea ni exista, pero, ¿por dinero? lo que sea necesario. Ta como sucede incluso con DDHH, los cuales, sabemos, también son usados como disfraz para delinquir.

Al fin y al cabo, el pueblo pela. Y así, los chapines seguirán romantizando a esa dulce y encantadora siguanaba, pues algunos "líderes" así lo pregonan y proclaman. Les conviene. 

Guatemala, más allá de una fiesta, está siendo un burdel donde tanto el mantenimiento del Nahualate como de la supuesta democracia, lejos de ayudarla, le impiden toda posibilidad de renacimiento alguno.

Sin mencionar los desistimientos a denuncias de la ciudadanía en el Ministerio Público, que eMPoderan a la delincuencia. 




   

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