CONVERSANDO CONMIGO!!
En Economía existen dos grandes rubros: gente que compra y empresas que ofrecen o venden. Para realizar el intercambio, los gobiernos ponen a disposición de unos y otros: dinero. Los oferentes, comunicación y los demandantes sus necesidades y deseos.
La gente que compra, la población en general, ha venido creciendo vegetativa o naturalmente desde siempre; pero la industria también, incluso a mayor ritmo que la población en los últimos cien años. De hecho, un siglo atrás, las alternativas de compra para la población eran muy inferiores a las actuales. No había tantos productos y servicios a disposición como hoy día. La oferta se limitaba a alguna pequeña diversidad de artículos.
El crecimiento vegetativo de la población indica que del año 1900 al 2023 pasamos de 1,600,000 a 8,000,000,000 de personas en el orbe, lo que implica una tasa porcentual de crecimiento próxima al 1% anual; sin embargo, la cantidad de productos que hoy día el ciudadano común tiene al alcance es sin duda mucho más alta proporcionalmente.
Partiendo de que en 1900 no existían telecomunicaciones, internet ni plásticos, y limitándome a estos tres rubros, la cantidad de productos que de estas han surgido en los últimos 50 años superan por mucho el citado crecimiento vegetativo de la población.
En síntesis, hoy la población tiene mucho más alternativas de compra que cien años atrás. Pero, ¿y el dinero? ¿Ha crecido la cantidad de dinero en nuestros bolsillos? Sí, sin duda, sin embargo, cabe preguntarse, ¿ha crecido este de la misma proporción que la diversidad de la oferta señalada? Quizás. ¿Y en relación con los precios de esa oferta diversa de artículos? También, sin duda, no.
En Guatemala, específicamente, sesenta años atrás tener en el bolsillo 100 quetzales era muchísimo dinero, tanto como para que una familia nueva (3 miembros) pudiera vivir un mes sin limitaciones. ¿Sucede hoy lo mismo? No. Hoy, para vivir de igual manera debe tenerse entre el bolsillo cuando menos Q 4,000.00 o Q 5,000.00, lo cual implica que en 50 años el costo de vida ha subido cuando menos 4 mil por ciento o, lo que es lo mismo, el quetzal se ha devaluado en 4000%. Valiendo ahora cada quetzal de 2023 tan solo 2.5 centavos de un quetzal de la década de 1960.
Si tomamos como base para la asignación de precios de productos, más allá del mercado (como manda la mercadotecnia), el petróleo, como insumo esencial dominante de la producción en general, vemos que este ha evolucionado en precio de 1960 a 2024 desde los 3 hasta los 80 dólares en promedio, con algunos picos hacia arriba o hacia abajo, pero en general, en el lapso ha sufrido un incremento que ronda los 2,900%.
Ahora bien, se dice que la inflación es consecuencia del incremento generalizado de precios. Y que este incremento generalizado lo es las más de las veces como consecuencia del precio del petróleo, entre otras.
Analizando en este caso el petróleo únicamente, en realidad sus precios deberían haber descendido como consecuencia de las mejores tecnologías aplicadas para su extracción y procesamiento. Pero vemos no ha sido así. Con lo que la causa real del incremento del petróleo ha sido en algunos casos la dificultad para su distribución a causa de guerras, pero tales guerras son producidas por las emociones del hombre, con lo que la atribuida causa de la inflación, en relación con el petróleo, obedece entonces a la motivación humana.
Sí, el precio del petróleo sube cuando en realidad debería bajar, pues de lo contrario no tiene sentido la mejora tecnológica, sin embargo, es la motivación humana, en forma de política por lo general, la que en realidad determina el incremento o descenso de su precio.
En cuanto a la emisión monetaria, en el Banco de Guatemala se posee información a partir de 1980, con lo que no puedo referirme a la década de 1960, sin embargo, en dicho año el monto de la misma fue de 415.8 millones, y para 2023, 92,424.3 millones, lo que indica un incremento en 43 años de 92 mil millones básicamente. Un abismal incremento de casi 25 mil por ciento.
El tipo de cambio es otra variable que incide para elevar o disminuir la inflación, sin embargo, esta está basada en la oferta y la demanda de dólares, o sea, por compradores y vendedores, y por ende, en las motivaciones humanas nuevamente. Pero, si revisamos la paridad 1 a 1 en la década de 1960 con el 7.7 por 1 actual, la devaluación del quetzal alcanza los 770%.
¿Y qué de nuestro crecimiento vegetativo poblacional? Las fuentes difieren entre 3 mil y 4 mil millones en 1960, por lo que para la simplicidad de mi conversación, la sitúo en 3.5 mil millones: Ahora, en 2024, esa cifra oscila entre 17 mil y 19 mil millones, por lo que con la misma base de 1960, la sitúo en 18 mil millones. Un incremento de 14,500 millones. Cerca de 530%.
Poco más allá, la inflación tiene como síntoma o característica principal que el dinero ya no alcanza para satisfacer la demanda necesaria. Y esto sin duda tiene mucha relación también con la enorme diversidad y cantidad de nuevos artículos que se sumaron a la oferta a partir de la década de 1960, máxime que una vez siendo estable el ingreso, es imposible pensar en comprar la misma cantidad de artículos más o menos acostumbrados y, adicionalmente, los otros nuevos que surgen día a día en el mercado. Y si a esto agregamos la obsolescencia planeada (la recompra más inmediata), que si bien se atañe a la economía, es motivada también por la usura del hombre. Por ende, de la sicología del mismo y sus acciones.
Y con esto, la recompra más rápida, por supuesto que los inventarios rotan más veces en el mismo lapso, lo que implica mayor riqueza aunque totalmente a costa de los demandantes o consumidores, lo que genera también que el dinero no alcance como antaño.
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Incremento porcentual 1960/2024 |
Incremento porcentual 1980/2024 |
POBLACIÓN |
530% |
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TASA CAMBIO QUETZAL |
770% |
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PRECIO PETROLEO |
2900% |
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DEVALUACIÓN QUETZAL |
4000% |
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EMISIÓN MONETARIA |
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22500% |
Así pues, la economía como materia de estudio y ciencia
surge a raíz de la conducta emocional del hombre, y por ende es poco o nada
explicable si no se basa en los procesos de compra y venta o demanda y oferta con
que inicié esta conversación conmigo.
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