Tránsito citadino

El caos vial en ciudad Guatemala obedece no solo a motoristas sino a un grupo de conductores, mayoritariamente de motos, sí; pero también de camioncitos chinos, paneles y pickups de reparto, taxis y alguno que otro P. Sin embargo, este grupo de población presenta, en general, ciertas carencias, las cuales van desde una paupérrima educación de casa y otra de escuela, así como de pobreza material; sin embargo, la más importante sin duda es su pobreza cognitiva. No desarrollada nunca, dada su mala alimentación desde cuando en el vientre de la madre.

Así, tenemos circulando en calles y avenidas de la ciudad a un grupo numeroso de conductores (las "autoridades" sabrán si millon y medio o dos millones) que no sabe leer o cuando menos se le dificulta muchísimo comprender lo que lee, amén que sabemos tampoco es cultura general leer, lo cual agrava el problema.

Y esto sucede con la venia, complicidad y compadrazgo de las autoridades, que en todo caso se centran en recaudar los impuestos de circulación, la emisión de licencias y las multas, mismas estas últimas que tienen como propósito realmente incrementar la recaudación, lejos de imponer la norma correspondiente.

Estos conductores, que por mayoría reflejan la auténtica Guatemala urbana profunda, gozan también del privilegio de que ninguna autoridad les exije cumplir a cabalidad cuando menos algún reglamento de tránsito, una vez representan también millones de votos en elecciones. Igual que sucede con el sindicato de magisterio.

Como consecuencia, la Municipalidad ha decidido hacer un experimento para evitar accidentes y quizá mejorar el tránsito, cediéndole a motoristas un carril de carreteras. Merece aplauso la iniciativa, una vez siempre será mejor intentar hacer algo a quedarse de brazos cruzados. Sin embargo, dadas las mismas falencias en ese segmento de población citadas al inicio, ese carril quizá nunca vuelva al automovilismo y de paso, se pierdan otros, aduciendo, como dicta la norma güizachintle, un derecho adquirido. 

Una solución podría ser exactamente la misma que se utiliza contra nosotros los automovilistas P, que cuando nos estacionamos mal, nos ponen cepo y multa de 500 o 600 quetzales; cuando excedemos velocidad, remisión, cuando esto, lo otro, etc. Pero en esencia, esa multa del cepo finalmente nos domesticó, siendo ahora aislados los casos de ciertos P que caen en esas, como recién vimos el del auto blanco aunque con placas O.

Lo cierto del caso es que ese mecanismo de cepo y multa tampoco funciona, porque de instaurarlo, inmediatamente les caerán como avispas a los agentes de EMETRA 100, 200 o 500 motoristas para "defender sus derechos", propiciando la violencia y demás que ya sabemos.

Así las cosas, quizá retomar lo del casco con número de placa sea buena opción, pero además, aunque no sé si sea factible, que la licencia de conducir este asignada a ciertos números de placas de motos, con lo que una foto digital del casco nos dará el número de placa, y esta, la licencia del conductor, con lo que el piloto no tendrá escape a la ley. Y claro, en retenes comprobar la coincidencia de tales datos. 

Nuestra sociedad debe basarse en el respeto y la tolerancia mutuos. Mutuos. Mismos que solo son posibles cuando hay educación.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Manifestante, pero no bloqueante

Otra creencia general: creer que sabemos.

El síndrome Nahualate