Manifestante, pero no bloqueante

 Dentro de la Guatemala a favor de la manifestación política en pro de la democracia, que imagino es mayoritaria, existen otras dos Guatemala: una, a favor de los bloqueos o veto a la libre locomoción de otros pares dentro de tales “manifestaciones”, y otra opuesta a tal veda de libertad.

En lo personal, no creo en combatir el delito delinquiendo, como tampoco en favorecer la democracia sometiendo a otros, lo cual resulta antidemocrático. Así, me ubico en la última Guatemala citada. Manifestante pero no bloqueante.

Sin embargo, estas son, en realidad, tan solo 3 facetas de la Guatemala diversa: pluricultural, multilingüe, multiétnica y multicultural; características que abarcan desde la Guatemala conservadora a la liberal; la católica y la evangélica; de izquierda o de derecha; citadina, urbana del interior, rural o de la Guatemala profunda; indígena, ladina y extranjera; Xinca, maya, garífuna y ladina; estudiante, ama de casa, empresario, empleado de sector privado o funcionario; iniciativa privada, sector gobierno o sector municipal; universitario de la pública o de la privada; profesional de la pública o de la privada; migrante o residente y muchísimos segmentos más, por demás diversos e incluso antagónicos, como se ve frecuentemente en el evidente menosprecio, discriminación y resentimiento existente entre algunos grupúsculos sociales y étnicos.

Claro, pertenecer a 3 o 4 de los segmentos citados proporciona una perspectiva del mundo, dada la experiencia vivida, bastante peculiar y personal, distinta entonces a la de otros guatemaltecos surgidos de entre 3 o 4 segmentos diferentes. Y si a esto agregamos que el tata de 20 años educa a su primogénito de manera distinta a como el mismo tata, pero de 40, educa a su enésimo vástago, deducimos entonces que los guatemaltecos tenemos sobradas razones para, en términos generales, imaginar distinto uno de otro.  

Sin embargo, lo citado es característica común del ser humano: imaginar distinto. Tanto en Suecia, como en Japón u otro, sin embargo, ellos han usado la educación primaria como una primera base de uniformidad social. Acá, nosotros, no. De hecho, los diversos segmentos de población guatemalteca no han tenido acceso a mismos niveles de educación, por lo tanto, no somos una sociedad con una base de imaginación y pensamiento uniforme. De hecho, hay profundo contraste.

Adicionalmente, carecemos de una visión de futuro común, pues gracias a la politiquería, no existe consenso general de a dónde debemos ir o llegar, pues ni siquiera sabemos del todo en dónde estamos. Esto, en realidad, como consecuencia de no haber tenido algún auténtico líder que nos oriente con veracidad y certeza hacia el futuro. Los distintos actores no se han ocupado en dirigir y liderar al pueblo. Amen que la manada politiquera es feroz y muchos hacen lo imposible por desfigurar cualquier probable surgimiento de liderazgo auténtico que confiera auténtico poder.

Por su fuera poco, la sobrada o quizás exagerada comunicación y de fuentes de información de hoy día, a las que sin importar su calidad, veracidad y responsabilidad tenemos acceso, terminan por confundirnos más, tanto en el dónde estamos como en el hacia dónde ir.

Así las cosas, nuestra diversidad no es riqueza de ninguna manera, salvo la que se refiere a fauna y flora. Por lo demás, desordenados y desorientados.

 

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