Voto secreto, pero influenciable.

Los guatemaltecos, por votos propios, estamos frente a una encrucijada que sin duda será punto de inflexión histórico para el país.

Sea porque votemos y elijamos por lo nuevo o por lo viejo, el resultado será trascendental, pues ambas opciones representan políticamente lo que por años una importante porción de la sociedad guatemalteca ha querido y reiteradamente se le ha negado: socialismo, comunismo, bien común o como quieran identificarse.

¿Cómo fue? Se preguntan muchos, en especial en relación al inesperado surgimiento de Movimiento Semilla y su candidato Bernardo Arévalo para segunda vuelta (con cerca del 6.99% de votos/padrón electoral en 1ra). Sin embargo, cómo dice el bolero, muchos ahora cantan: "No sé decirte cómo fue..."

Aunque en este sentido lo más sorprendente es la encuesta publicada por Prensa Libre 3 días antes de elecciones. Por el bien de la empresa que la realizó, deben verificar el diseño de la encuesta y su validación. Aunque en este país, donde los muertos acarrean basura, también caben otras posibilidades al respecto. Muchas. 

Retomando candidatos, la otra opción, señora Torres (con el 9.42% de votos/padrón electoral), licenciada en comunicación, es añejo conocida, pues viene ejerciendo política desde mucho atrás, incluso se asevera fue ella quien dirigió el país cuando su exesposo presidió; sin embargo, el señor Arévalo, sociólogo (no socióloco) de profesión, si bien lleva 3 años en el congreso, su participación ha sido en el ámbito internacional, como embajador y viceministro de RREE en la década de 1990, y luego en organizaciones de carácter internacional. Poco conocido en el país. 

Así, una opción es conocida, demasiado quizá, lo cual quizá le resta méritos en cierta parte de la población; y la otra en realidad es desconocida, aunque goza del rédito emocional de ser hijo de Juan José Arévalo, quien asumió la presidencia luego que el General Ubico fuera derrocado, en 1944, y enarbolara la Primavera Democrática del país, como se le llama a los gobiernos de su padre y Arbenz Guzmán. Su ascendencia entonces le proporciona un golpe de good will entre el electorado. 

De la primera opción entonces sabemos cómo es y de lo que es capaz, pues lo ha mostrado; en tanto del segundo, no conocemos más que su posición política contra el gobierno actual. Sin embargo, debemos recordar las palabras de Boric luego de 8 meses en la presidencia de Chile: "otra cosa es con guitarra", en relación con la facilidad que criticar desde afuera supone versus la dificultad que hacer exige. Máxime cuando se rumora sobre la cantidad y diversidad de poderes oscuros detrás de presidencia en este país centro americano, incluyendo el narcotráfico, para el cual geográficamente resultamos un importantísimo bastión. 

Sin embargo, es inobjetable que la derecha política en Guatemala ha fallado desde buen tiempo atrás; principalmente cuando se ha servido de los últimos gobiernos para lograr objetivos grupales, personales y egoístas sin el menor recato ni respeto al pueblo, sin justificación valedera más que como meros actos de venganza e incluso burla y menosprecio hacia cierto sector. De hecho, mucho de ello con la indiferencia o el apoyo incluso del tristemente famoso péndulo de la justicia.

Así las cosas, no hay razón para entusiasmo por una u otra opción política de izquierda votada el recién pasado domingo 25 de junio, pues ninguna ha ganado sino, por el contrario, la derecha, desorientada y acéfala, perdida, con intereses personales, les ha servido en bandeja la posición.

Máxime cuando retomamos esos pírricos porcentajes de votos obtenidos en primera vuelta de 9.42% y 6.99% sobre la totalidad del padrón. Poco más de 9 millones empadronados jugándose el destino con el 16% de sufragantes. También histórico. Nunca antes ningún partido pasó a 2da vuelta con tan bajo porcentaje, aunque claro, en esta oportunidad tuvimos casi 30 opciones politiqueras irresponsables que llamaron al voto sin hacer consensos ni acuerdos, en clara intención de hacerse de las mieles de la corrupción de la guayaba.

Para colmo, se lee en redes acerca de la alta probabilidad de que autoridades edilicias de la ciudad hayan cometido fraude. Sería la tapa al pomo en este 2023. Ojalá para la próxima contienda surja un líder auténtico, capaz de aglutinar más allá del 50% de votos en 1ra vuelta, y que permita cantar victoria para el pueblo con un presidente, si no para todos, cuando menos para la mayoría.

Para bien o para mal, el 20 de agosto próximo será el ciudadano quien decida. Nosotros, quienes nos atrevemos a expresar, debemos ser responsables y cuidadosos en tratar de no influir en terceros, pues no son cincuenta centavos los que están en juego. Es el futuro del país. De casi 18 millones de personas, que traducido a familias quizá rondan los 4 millones. 

Dios ampare a Guatemala, pero más allá, a todos y cada uno de los guatemaltecos que hacen patria día a día con su trabajo honesto e íntegro. 

 

 

 

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