RESPETO Y .
El vasto e incisivo pregón de DDHH vertido por quienes se autoperciben dioses o chamanes, y que como consecuencia han favorecido e incluso legislado a favor de dicha autopercepción como derecho y herramienta válida para exigir respeto e imponer sobre otros esa percepción de sí mismos, aunque enfermiza, patética o irrespetuosa resulte, es quizá la peor aventura social que tales falsos chamanes y dioses se han aventurado a parir, pregonar e intentar imponer. Máxime cuando leemos aquel viejo refrán que reza: Hecha la ley, hecha la trampa. Hecha la ley, hecha la trampa. ¿No es acaso este refrán popular una advertencia de cómo funciona la conducta humana? Este refrán, señores, dice con precisión y certeza cómo responde el ser humano ante directrices emanadas desde poderes, si humanos: endebles y caóticos. Todo lo contrario cuando se imponen por un auténtico Dios, un dictador o en una sociedad donde el sistema de justicia, con humanos rectos, probos, honestos y respetuosos, funcione como rel